Onderos con Poder (o lo que preferían las productoras antes)

Conversando, me enteré que hace algún tiempo, algunas enchuladitas productoras, de esas que corren de aquí para allá y de allá para el otro lado con un lápiz en la boca y dando pequeños brincos para contestar el teléfono, preferían como objeto de su deseo, a los tipos onderos, pero los onderos con poder. Lo que no es nuevo, pero que no deja de sorprender, es que el poder...aparte de todo lo que ocasiona en diferentes ámbitos, y hablo de lo bueno y lo malo, también se inmisculle en la sexualidad, en lo afectivo, en la pasión de un revolcón sin importancia o en la larga historia clásica de mamones sometidos a otros. En el amor y sus fetiches, en el secretillo en la oreja cuando se está en el morbo encendido del sexo trasnochado...o de mañanita...o de tarde.

_ ¿Cómo poder?_ pregunto.
_Poder; altos cargos, los que cortan el queque_, me respondieron mientras se limpiaban un poco de chancaca en la comisura de la boca.
_ Ah si ah...no parece que fuera así_
_Bueno, si yo le contará a Usted las cosas que no parecen...llevo hartos años acá ya_
_The Awful Truth_, digo apretandando los dientes
_Así es no más_

Se reflexionó al respecto...esto es un borrador: Los cometarios, todos bienvenidos. No ve que hay que ser democrático.

Capítulo I: "Sométeme"

El asunto es cuándo uno se somete y no tanto cómo se somete. Someterse y anularze, puede ser peligroso, si en algún minuto, el sometido no da destellos de recuparación y se queda como objeto: ya sea sexual, en una discusión, en el planeamiento de algún panorama, o en la definición de algo importante. El sometido sin recuperación, pierde respeto, credibilidad, habla de una baja autoestima y en el fondo, exige una fuerte protección.

Capítulo II: "Porque te quiero, te miento"

Para no hacer daño, porque estaba esperando el tiempo justo para contarte, porque igual te ibas a enterar, porque nunca quisiste hacerlo, porque sabes como soy yo "muy para adentro", porque nunca pretendí engañarte en lo más mínimo, porque puedes ver en mis ojos que esa jamás fue mi intención, porque después de todo lo que hemos pasado, de lo que hemos hecho, de lo tanto que te quiero y adoro ¿ tú crees que mi intención era mentirte?.

Claramente sí pues.


Alph